El futuro del trabajo posterior a covid-19

Resumen

Desde finales de 2019, la humanidad ha vivido con la pandemia de COVID-19, lo que hace que parezca que estamos cerca del Apocalipsis, tal es la velocidad de contaminación del virus, dejando una gran estela de infectados y muertos por donde pasa. Esta pandemia ha tenido profundas consecuencias en el ámbito económico, en la vida social y cultural, en el modo de vida tradicional de las personas y familias, en la vida profesional y en la relación entre actores sociales, afectando principalmente al mercado laboral. Este artículo abordará el futuro del trabajo posterior a COVID-19. Para ello, se basará en la vasta literatura existente sobre el tema. Inicialmente, se presentará una descripción general del origen y la naturaleza de los cambios que ocurrirán en el mundo del trabajo, debido al impacto global de la pandemia y la recesión que siguió. Se abordarán tres temas, ya que son los que más se han destacado desde la perspectiva del futuro del trabajo: (a) trabajo a distancia, home office y teletrabajo; (b) tecnología, digitalización y automatización; y (c) productividad laboral. El hallazgo general es que COVID-19 aumentó el riesgo, así como también aumentó los costos (sociales y económicos) del contacto físico entre seres humanos. La consecuencia aceleró los procesos de automatización, trabajo a distancia, uso de inteligencia artificial, digitalización y robotización, todo ello culminando en promover una reducción generalizada de la demanda de trabajo (aumento del desempleo), contribuyendo así a reducir el ritmo de trabajo. El efecto más perverso es, quizás, el hecho de que el aislamiento social ha provocado la educación de poblaciones jóvenes. Esto ha llevado a la deserción escolar y al bajo rendimiento escolar, junto con la erosión del capital humano causada por el aumento del desempleo de larga duración. Estos han sido elementos fuertes para inducir el bajo nivel de crecimiento de la productividad laboral, si no su estancamiento. Todos estos impactos combinados parecen estar conduciendo a un mundo aún más desigual, afectando negativamente el desarrollo humano, además de promover un avance aún mayor en los niveles de pobreza.