Centinelas encubiertos en las puertas de la droga
DOI:
https://doi.org/10.33148/cetropicov45n1(2021)art1Resumen
La producción y el tráfico ilícitos de drogas son una amenaza de gran magnitud para los Estados Unidos y de gran insidia para las personas y las frágiles sociedades de América Latina y el Caribe (ALC). Las deportaciones de Estados Unidos exacerban esta tragedia. El Congreso aprobó una ley en 1996 que exige la deportación de todos los convictos no estadounidenses a sus países de origen, donde ganarse la vida a menudo implica interactuar con el crimen organizado. Por ley, la Administración de Drogas y Narcóticos (DEA) opera solo en EE. UU., y en el extranjero no puede investigar y arrestar unilateralmente a narcotraficantes de alto perfil. Dadas las deficiencias en la aplicación de la ley para reducir el suministro de drogas en los países productores, la Organización de los Estados Americanos (Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas - CICAD) proporciona a los funcionarios antinarcóticos en ALC un medio para la capacitación y el intercambio de información internacional. Este artículo reflexiona sobre la eficacia de tres iniciativas de este tipo: la vigilancia de puentes de embarque, la interrupción del flujo de precursores químicos utilizados en la producción de drogas y el tráfico a través de Internet.
Palabras clave: Aplicación de la ley contra drogas. Entrenamiento. Vigilância de puentes de embarque. Productos químicos precursores. Tráfico de drogas a través de la Internet. Silk Road. Organización de los Estados Americanos (OEA).
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